Thriller en el que tres adolescentes tratan de hackear la bolsa de Londres para robar 10 millones de libras. Bernard Rose debuta en la dirección con un producto carente de pretensiones, adelantado casi diez años a Hackers (1995), pese a la precaria tecnología de las computadoras y los video juegos de la época, pero con la misma superficialidad e intrascendencia del film de Ian Softley. Sólo para destacar el comienzo con el paseo por esa gran noche que fue la década de 1980 y la divertida caracterización del villano yuppie experto en seguridad informática que interpreta David Payne. Rose muestra algunos recursos visuales publicitarios (time lapse photography), pero se mantiene bastante contenido.