Film noir violento y estilizado que cuenta tres historias de crimen y venganza que se cruzan en la ficticia Basin City. Rodriguez efectúa un homenaje al film noir clásico (narrador en off y fotografía en blanco y negro) y a la estética del comic (cada plano es una viñeta) que no por ser tan artificial o tan caricaturesco pierde su valor. Los principales obstáculos que enfrenta son que el vértigo narrativo propio de la historieta le cuesta adaptarse al tempo cinematográfico institucionalizado y regularizado hace mucho tiempo (aunque no es un problema grave) y que el comic tiene un recurso que el cine no posee, la posibilidad de cambiar el tamaño del cuadro para destacar ciertos planos o situaciones. De las tres historias, la primera es la que mejor funciona por el ritmo imparable y el inmenso Mickey Rourke. La segunda es la más floja porque los toques de comedia están fuera de lugar y las prostitutas asesinas son ridículas. La tercera es la que más promete, una historia de amor y venganza, pero está resuelta de forma convencional. Lo mejor de la película es el diseño visual y el contraste de los colores que nos regalan algunas imágenes y algunos de los climas más bellos que ha dado el cine americano policial en los últimos años. Lo peor es el sentido del humor que no termina de aparecer y la violencia tan gráfica como artificiosa. Rodriguez sigue siendo el hermano tonto de Tarantino, al menos en este departamento. El film es un experimento formal tan válido como original. Tal vez no marque un precedente o inaugure un movimiento, pero se sostiene por sí mismo.