Tercera parte Silent Night, Deadly Night (1984) en la que el Papá Noel asesino despierta de un coma y persigue a una chica con poderes psíquicos en Los Angeles. El film puede tener muchas fallas, un guión rutinario y reiterativo, unos personajes esquemáticos. Pero Hellman es capaz de imprimir sus pinceladas al material. Desde el prólogo que remite a la abstracción lírica (el uso del blanco) a la configuración afectiva del monstruo (recuerda a Boris Karloff), hasta el clímax simple, minimalista y aterrador.