Comedia en la que un director de cine trata de convencer a un ejecutivo de Hollywood para hacer una película muda en Los Angeles. Mel Brooks arriba a la perfección del slapstick, se convierte en genio de la comedia física y naturaliza los cameos de celebridades justo cuando la muerte del celuloide estaba por golpear la puerta de la gran industria. En el camino encuentra gags de antología. El dominio de las herramientas del cine silente es total, desde la anticipación de los intertítulos al gesto o la acción hasta la aceleración del tramo final. Los actores nunca dicen que no cuando la propuesta es buena.