Cuarta de parte de Saw (2004) en la que los asesinatos sádicos continúan después de la muerte de Jigsaw en Buffalo. Definitivamente ya no queda ningún atractivo para la serie. La muerte del psicópata obliga a flashbacks forzados y ridículos. Los personajes que quedan de los capítulos anteriores sólo son policías robustos y pétreos. Las vueltas de tuerca del guión no tienen gracia. Los manierismos visuales de video clip toman por asalto también las escenas de violencia. Y la ausencia de James Wan y de Leigh Whammell en el guión se nota. Es como si hubiera una regresión a la década de 1980 y esta serie repitiera los mismos errores de las secuelas de Friday the 13th (1981-1993) y de A Nightmare on Elm Street (1985-1991). Pero ni siquiera el descaro, la sin vergüenza y el sentido del humor que de última tenían aquellas producciones aparecen aquí. Ya cuando los actores escupen diálogos imposibles, aparecen personajes de la nada (como la esposa del psicópata) y se explican los motivos de Jigsaw para convertirse en asesino, no hay posibilidad alguna de construir algo. Son pocas las sagas que pueden sobrevivir a un tercer capítulo. Saw lo consiguió, pero ya da la impresión que no tiene nada más que ofrecer.