Cuento de terror en el que una joven queda a merced de un culto satánico liderado por su tío en Surrey. A una típica historia de satanismo (sacrificios rituales, máscaras, fuego, animales) Warren le agrega gore y desnudos. Si bien hay cierta atmósfera de giallo, la impronta del cine británico (énfasis en los diálogos, acumulación de objetos en el encuadre, giros de la trama ingeniosos) es demasiado fuerte.