Quinta parte de la saga del boxeador campeón de los pesos pesados, ahora retirado y en bancarrota, se pone a entrenar a un nuevo protegido en Philadelphia. Avildsen retoma al personaje en su curva descendente. Las evidentes mejoras (respecto a las otras secuelas) en el retrato de los personajes y en la puesta en escena no son suficientes. Porque los diálogos siguen siendo made in Stallone y la pelea final callejera no puede ser más que decepcionante. Si todos pensaban que este iba a ser el capítulo final, estaban equivocados.