Thriller de acción y ciencia ficción en el que un policía muerto es utilizado como robot policía en Detroit en un futuro cercano. Más allá de sus virtudes (la estética neo industrial, la sátira política y mediática, el vertiginoso pulso narrativo), el producto se sostiene por la vibrante puesta en escena de Verhoeven (que recurre a travellings, violentos cortes y cámara al hombro). Si a eso sumamos que el personaje genera una empatía inmediata que humaniza la historia tenemos como resultado uno de los mejores films de ciencia ficción de la década de 1980.