Cuento de terror y ciencia ficción en el que un grupo comando debe eliminar una plaga de zombis en un laboratorio bajo tierra en Estados Unidos. Paul W.S. Anderson demostró ser un director de talento con Event Horizon (1997) y Soldier (1998). Ahora arremete con un film ultra modernoso pero frío como un tempano. Uno se pregunta si el futuro del cine pasa por el montaje frenético, las citas cinéfilas apuradas, los diálogos imposibles y la mixturización genérica. Habrá que acostumbrarse a bajar las exigencias y las expectativas. Lo mejor termina siendo la extraña combinación de la banda sonora: los ritmos electrónicos de Marco Beltrami y el toque Heavy Metal de Marilyn Manson. Lo peor es la falta de gore, más considerando que es una de las virtudes del videojuego en el que se basa el film. Como película de terror falla por la indefinición de la amenaza (tecnológica, zombis, perro-monstruo) y queda en la nada. Eso sí se puede disfrutar de las piernas de Milla Jovovich de todos los ángulos y el impresionante último plano alberga algunas esperanzas para el futuro de la saga. Es una lástima que uno de los mejores exponentes del horror en los videojuegos sea resuelto como un thriller high tech al uso.