Cuento de terror en el que una chica es acosada por un hombre lobo en una aldea de la Edad Media. Luego de Twilight (2008) Catherine Hardwicke continúa en el género fantástico de estética adolescente. Pese a que la idea no es mala, como película de miedo falla miserablemente, como cuento de hadas apenas reordena un par de motivos y como thriller paranoico se queda en la torpe revelación de la identidad del monstruo. Las limitaciones son evidentes en todo momento. Uno desearía que funcione por los ojos de Amanda Seyfred, la ambientación, el diseño de producción y algunas imágenes impactantes del final, pero es demasiado poco. La licantropía en el cine sigue sin suerte desde principios de la década de 2000.