Serie de televisión emitida durante 1994 por el canal Showtime. Muchos de los episodios fueron cancelados a mitad de camino o editados posteriormente y distribuidos internacionalmente de manera independiente para la exhibición hogareña. Los capítulos eran remakes de películas de delincuencia juvenil de década de 1950 producidos originalmente por la compañía American International Pictures.
Roadracers (Robert Rodriguez): Drama criminal en el que un joven rebelde intenta escapar de un pequeño pueblo de California en la década de 1950. Rodriguez erra el camino en la actualización de los films de delincuencia juvenil de la década de 1950. Abusa de los primeros planos, pone el foco en lo individual no en lo grupal y David Arquette es una pésima elección como protagonista. Poco importa la cinefilia. Su episodio no es ni una parodia ni un homenaje. Rodriguez es un director con un talento ilimitado, pero en un terreno muy limitado (que precisamente no es el de este film). Sólo para destacar la escena en la que el protagonista quema el pelo de la novia de su rival. Es el único momento auténticamente delirante.
Confesions of a Sorority Girl (Uli Edel): Drama en el que una estudiante malcriada llega a una hermandad de una universidad de California en la década de 1950. El guión de Debra Hill y Gigi Korgan se mantiene fiel a la película original de Roger Corman. Edel trata de imprimir las potencias de lo falso en los colores y la fotografía. Lástima el músculo televisivo de los actores (Jamie Luner en especial) y algunas modificaciones poco felices sobre el final que debilitan el producto.
Motorcycle Gang (John Milius): Thriller en el que una familia hace un viaje hacia California dónde es acosada por una pandilla de motociclistas traficantes en 1959. Milius le imprime su sello de ambigüedad. Cuando los personajes maniqueos empiezan a actuar, la esposa y la hija prefieren sacarse fotos con los beatniks. La fragilidad del equilibrio se ve en la escena del bar. La chica coquetea delante de sus padres. Sátira encubierta de estereotipos.
Runaway Daughters (Joe Dante): Comedia dramática en la que tres chicas se fugan de sus casas en busca del novio de una de ellas que la embarazó en un pueblo de California en 1957. Dante, seguramente muy entusiasmado con el proyecto de remakes de films de clase B de la década de 1950, realiza un montaje de imágenes de archivo al comienzo como presentación de la época, redirige la historia para quitar el sustrato alarmista, filtra pequeños detalles que ilustran las fallas del sistema y recurre a los cameos de su grupo de actores habituales. Es decir, sabe jugar con los signos sin caer en la parodia.
Girls in Prison (John McNaughton): Drama criminal en el que una aspirante a cantante es condenada a prisión por asesinato en Los Angeles en la década de 1950. Combinación explosiva: McNaughton debe ser el único director que puede tomar un film exploitation de los 50s y hacerlo exploitation en los 90s. Desnudos, lesbianismo gratuito, crueldad y violencia se dan la mano con extraordinaria facilidad. Último trabajo acreditado como guionista de Sam Fuller en Estados Unidos.
Shake, Rattle and Rock! (Allan Arkush): Comedia en la que unas chicas quieren formar una banda de rock mientras sus padres se oponen en Estados Unidos en la década de 1950. Arkush sin dudas era el director ideal para el proyecto Rebel Highway. Las chicas sólo quieren divertirse, la presentación ya muestra la protagonista (Renée Zellweger) bailando en la habitación, los cameos habituales de figuras de culto de sus películas (P.J. Soles, Dick Miller, Paul Anka), la escena del motoquero que entra a la casa y hasta la resolución tiene la belleza de lo simple con un toque de melancolía.
Dragstrip Girl (Mary Lambert): Drama en el que el empleado latino de un estacionamiento roba un auto para salir con una chica rica en Los Angeles en la década de 1950. Sin duda que la torpeza del guión y la mala dirección de actores ayudan a reproducir el espíritu de la película original. De no ser por las escenas de sexo pacatas con la misma ejecución, estaríamos en el terreno del softcore. Con Lambert nunca se sabrá si es consciente o inconsciente, pero tiene un gen que la acerca a David Lynch: la inocencia perdida de la década de 1950.
Jailbreakers (William Friedkin): Drama criminal en el que una porrista lleva por mal camino a sus novios en los Angeles en la década de 1950. Shannen Doherty estaba a punto de ser echada por Aaron Spelling de Beberly Hills 90210 (1990-2000) después de cuatro temporadas por conducta escandalosa. William Friedkin estaba en medio de una mala racha en el cine atrapado en las persecuciones de auto y las demandas de erotismo a la carta, Jade (1995). La protagonista se presenta de la mejor forma posible ante el alambrado de los adolescentes que la vitorean. Ironías aparte, la chica besa con pasión al primero que se le ponga enfrente, pero mejor a Antonio Sabato Jr. al volante en una fuga de pareja condenada de antemano. Los cameos de Adrien Brody, Charles Napier y Adrianne Barbeau como la madre bien no saben qué hacer con la parejita descarriada, más aun cuando ella vuelve a su casa y trata a su noviecito steady de la misma forma. Hasta tal punto que la década, el humor retrospectivo o las intenciones del producto en que se mueve la historia se tornan indescifrables.
Cool and the Crazy (Ralph Bakshi): Comedia dramática en el que una adolescente se casa en pareja con su mejor amiga de la secundaria y las dos tienen bebés al año siguiente en Los Angeles en la década de 1950. Ralph Bakshi lleva aún más lejos el planteo delirante de su malograda Cool World (1992). Lo que era apenas un cuento de advertencia sobre el compromiso se convierte en una aterradora fantasía sin límites. El protagonismo se va repartiendo por mitades de cuarto y el espectador termina tan confundido como los personajes. Alicia Silverstone y Jared Leto parecían la pareja ideal compartiendo todo, hasta que ella se pone a gritos histéricos de nena, él se sale a correr seducido por la poesía de la noche y Jennifer Blanc (en pareja ya en ese entonces con Michael Biehn) se vuelve irreconocible. Los amantes los superan en número y fantasías hasta que la única explicación posible es que cada vez que salen uno se queda en casa mirando la telenovela de moda al cuidado de la imaginación del otro.
Reform School Girl (Jonathan Kaplan): Drama criminal en el que una adolescente es confinada a un reformatorio para enderezar su conducta en California. Aime Graham muestra todo su temperamento e irascibilidad desde la primera escena en que Paul Le Mat la pasa a buscar por su casa en el auto y se mete para desafiar al padre borracho. La película tiene algunas alegres escenas rompedoras del canon televisivo de decencia de la época, además de las duchas vaporosas: el test psicológico en la oficina del psiquiatra que insiste en presentarse como un amigo, la hermana menor niña que se queda en casa también un día poco tiempo después se sube al convertible de Le Mat para ir a un parque de diversiones con la excusa de averiguar su paradero y la carrera durante la competencia final de en la pista de atletismo del internado. La ausencia de la madre y la temporalidad de la historia a nadie parece importarle, ni siquiera a la propia protagonista. Kaplan muestra su experiencia en el subgénero de mujeres en prisión, aunque más no sea por hacer este tipo de películas femeninas recién a principios de la década de 1970.