Road movie en la que un disc jockey radiofónico hace un viaje en auto a raíz de la muerte de su hermano de Londres a Bristol. Desde las hipnóticas imágenes en fotografía blanco y negro, la banda sonora con canciones de Bowie y Kraftwerk, hasta una trama mínima accidental y un fantasmal paisaje post industrial deshumanizado, la película de Christopher Petit es capaz de decir muchas cosas sin siquiera pronunciarlas. El comienzo de una época oscura.