Policial en el que un joven cartero y su madre inválida se niegan a vender su casa para que una empresa haga sus fraudes financieros en un pequeño pueblo de la región Haute-Normandie. En la película no hay suspenso o tensión. Esa no es la intención de Claude Chabrol sino representar las mezquindades de la pequeña burguesía. La irrupción de un detective violento y autoritario, pero en el fondo carismático, pone orden al conflicto aunque deja escapar al culpable.