Comedia en el que un grupo de turistas va a comer a un restaurant mientras visita Paris y monsieur Hulot debe contactar a unos oficiales americanos. Jacques Tati extrae de los silencios y los ruidos el máximo efecto cómico porque el argumento no existe. Pese a que el film es de fines de la década de 1960, los edificios y la arquitectura de la moderna Paris parecen salidos del futuro.