Comedia dramática en la que un joven trabaja para una organización mafiosa en Yokosuka. Una versión burlesca del himno de los Estados Unidos durante la secuencia de créditos ya es toda una declaración de principios. La película tarda en perfilarse entre tantos personajes y la estructura narrativa fragmentada. Pero de a poco va sumando escenas de una crueldad inusitada y va construyendo una historia de amor (del protagonista y una prostituta) como el núcleo del film. Hasta llegar a un clímax que incluye a los cerdos del título que literalmente se comen la pantalla.