Drama en el que una familia sale de picnic al campo y la hija es seducida por un botero en la década de 1860. En apenas 40 minutos Renoir logra hacer fluir la naturaleza, los cuerpos y las emociones, sacar máximo provecho del agua como elemento visual y narrativo, encontrar una solución arriesgada con el ojo y redondear un film amargo sobre una historia de amor con el tono poético casi perturbador.