Comedia romántica en la que una mujer va a Italia en busca del hombre ideal del que sólo conoce su nombre. El film trata de recuperar cierta tradición de la comedia romántica clásica de las décadas de 1930 y 1940. La música de Rachel Portman y la fotografía de Sven Nykvist también ayudan. Si bien no hay sorpresas y se autolimita, al menos el guiño a los hombres que mienten no para tener sexo sino para mantener el ideal romántico invita a la simpatía. La comparación entre los americanos y los italianos respecto al amor es tan vulgar como estereotipada, pero resulta efectiva especialmente en la escena del aeropuerto.