Tercera parte de El mariachi (1992) en el que el mariachi debe salvar al presidente de un posible golpe de estado en México. El film es una mezcla de spaghetti western (el título, los cigarrillos, el pistolero ciego) con la acción oriental, en particular las ficciones de Takashi Miike, que confirman a Robert Rodriguez como el director de Hollywood más desprejuiciado y delirante de la actualidad. Quizá la expectativa desmedida por las incorporaciones del reparto (Depp, Rourke, Dafoe), por la mayor experiencia de Rodriguez o por las características “épicas” del título pueden jugarle en contra. Pero Rodriguez es el mismo con un presupuesto de 7 mil o 100 millones de dólares. Se destaca el humor meteórico sin ninguna clase de subrayado o las surreales secuencias de acción (sólo tres). El formato digital muestra sus fallas en los planos cortos de las secuencias de acción. Todavía le falta la nitidez del celuloide. Lo llamativo de la película es que está más hablada en español que en inglés y el aliento patriótico en favor de México. Raro para un producto de Columbia y de Disney. Si bien la gran cantidad de personajes y de conflictos hace pensar en una gran explosión de acción en el final, Rodriguez se decanta por lo bizarro con el pistolero ciego y la operación de cara. Párrafo aparte para el clown oficial de Hollywood, Johnny Depp, que no le importa caer en el ridículo o la parodia. Tal vez From Dusk Till Dawn (1996) sea la película más delirante de Rodriguez, pero esta la iguala en ritmo, encanto y anarquía.