Drama criminal en el que un ex boxeador enfrenta el dilema de delatar a sus jefes corruptos por asesinato o de conservar su puesto de trabajo en el puerto de New York. La combinación de actuaciones de primera línea (excelentes las escenas entre Marlon Brando y Eva Marie Saint), de la fotografía realista de las calles y los suburbios, de la utilización dramática de la música y de la dirección contenida de Kazan (no carga las tintas) da como resultado uno de los mejores films americanos de la década de 1950.