Cuento de terror en el que un niño asesina al novio de su hermana adolescente. En apenas dos minutos Martel escenifica una fantasía tan perversa como auténtica. El diseño visual de comic, el constante movimiento de la cámara y el trasfondo incestuoso de la historia pueden compensar la precariedad de la fotografía en video. El niño tiene un sorprendente parecido con el de La ciénaga (2001).