Cuento de terror en el que una plaga de murciélagos acosa una reserva india en New Mexico. Arthur Hiller hace una peor película que la mediocre novela de Martin Cruz Smith. El misticismo indio, el protagonista enojado, la trama sobre la explotación de las tierras hacen creer que está haciendo una película socialmente relevante cuando en realidad lo único que se le pide es un film sobre murciélagos asesinos. Ni los efectos especiales con cierta reminiscencia a The Birds (1963) o la presencia de David Warner pueden generar algo de simpatía.