Drama criminal en el que una enfermera ingresa a un hospital de Los Angeles mientras toma un trabajo en una casa al cuidado de dos niñas buscadas por un asesino. La película es más efectiva en la descripción de la llegada de Barbara Stanwyck al hospital y su aprendizaje del oficio que en la trama policial que ocupa la segunda parte. Más allá de la presencia inquietante de Clark Gable como el instigador de la familia y de una curiosa escena en la que la protagonista enfrenta a la dueña de casa borracha, le falta verdadero peligro y suspenso al film. William A. Wellman mueve la cámara con insistencia en las escenas del hospital, pero en la casa acusa bastante estatismo. Claramente la película se inscribe en el período pre-code de Hollywood por las reiteradas escenas en las que las enfermeras se desvisten y el papel benigno del mafioso que la ayuda.