Thriller de ciencia ficción en el que dos empresarios americanos tratan de conseguir un secreto industrial en Japón en un futuro cercano. Luego de una década que lo consagró como uno de los autores más personales del cine americano (King of New York (1990) , Bad Lieutenant (1992), The Addiction (1995), The Funeral (1996)), Ferrara llegó a una posición de absoluta libertad. En los papeles este film podría ser una adaptación de un cuento de ciencia ficción proveniente de unos autores cyberpunk más reconocidos (William Gibson) o un thriller de espionaje futurista. Pero está resuelto de la forma menos convencional, a través del minimalismo, la abstracción y el off visual. Si la puesta en escena está en función del agobio tecnológico y la multiplicación de puntos de vista (imágenes de video, cámaras de seguridad, pantallas de agendas electrónicas), se limita la capacidad de comprender los acontecimientos y se ilustra la pérdida de la identidad. Por lo tanto la narración está repleta de alteraciones temporales, situaciones no vistas (el atestado de Antonioni) y variaciones del punto de vista, que la convierten en una experiencia incómoda, desconcertante y fascinante al mismo tiempo. Porque a fin de cuentas, la figura de la mujer (Asia Argento) parece ser la única salida a un futuro incierto. Un Ferrara menor, demasiado desprolijo (algo a lo que deberemos acostumbrarnos luego de la ruptura con su guionista Nicholas St. John), para ser considerado como un esteta moderno con predilección al romanticismo.