Biopic en el que un forajido roba caballos para sostener a su familia en Australia en la década de 1870. La película acarrea demasiados problemas para sacar algo mínimamente memorable: Mick Jagger no da la talla para el personaje, la puesta en escena de Tony Richardson siempre queda afuera, las canciones repiten el folk americano y el artificio de la reconstrucción histórica se cruza con el western.