Policial de acción en el que un grupo de militantes de izquierda secuestran al embajador de Estados Unidos en Francia. Claude Chabrol hace uso de impresionante despliegue de medios, con helicópteros, palacios y un tiroteo en el campo, al servicio de un discurso tan anárquico como de un sentido del humor tan absurdo. El grupo de militantes puede verse como la generación de directores de las nuevas olas (Godard como maestro del plan, Truffaut que se borra y un joven Bertolucci que va hasta las últimas) que ya tienen nada que hacer en la industria del cine. Mientras Chabrol los mira desde afuera.