Road movie en la que dos jóvenes amigos que se prostituyen en Portland van en busca de la familia de uno de ellos a Idaho. Van Sant no se ata a una estructura narrativa fija. La película va cambiando de estados de ánimo como los colores que sirven de separadores entre las escenas. Por momentos asume una veta surreal (el hotel de vagabundos), en otros adopta un tono más dramático (el fogón en la ruta). El retrato que hace de los homosexuales escapa al estereotipo y las escenas de sexo acompañadas por un montaje de planos inmóviles es puro artificio.