Drama en el que una joven para en un restaurant de carretera y queda rehén de la familia que lo maneja en Arizona. Cardone continúa deambulando en subproductos, pese a que esta vez hace una adaptación de una obra de teatro propia que lo saca provisoriamente del policial de clase B. El cambio en la fuente del material no modifica demasiado sus limitaciones como director de actores: espantosos primeros planos, gestos tan forzados como descalificadores, personajes que se mueven entre la victimización, la pose y la caricatura. Pero como la película es teatro filmado, una vez que conocemos mínimamente a los personajes, las heridas salen a la luz y algunos misterios se aclaran, el espectador recibe una mínima gratificación. Más allá de que el material no pase de la enésima versión de un Tennessee Williams condimentado por el incesto y decorado por una momia y un armadillo.