Comedia de terror en la que una familia tiene una tienda de videos de películas de terror que secuestra y tortura a sus clientes en Buenos Aires. Luego de la apología de lo bizarro y del torrente de ideas que fue Run Run Bunny! (2003), Mad Crampi hace un pequeño repliegue. Es que la falta de inventiva del guión (una sola idea repetida) se hace notar. El gore y los efectos especiales brillan por su ausencia, la música no se destaca como en la película anterior, las referencias cinéfilas son más mencionadas que profundizadas y el sexo ha suavizado su contenido provocador. Nada puede quitar la impresión de que el film sólo se trata de la reunión de un grupo de amigos y que la falta de presupuesto no incentivó todas las energías en el proyecto. Es una lástima porque mientras algunos directores buscan el camino hacia la profesionalización o expanden su universo creativo, este producto se queda en la nada. Ni siquiera en este caso la irreal fotografía y oscuridad de la imagen, los diálogos en inglés forzados o el sentido del humor bizarro logran llamar la atención.