Thriller erótico en el que el dueño de una compañía pornográfica es un violador compulsivo en Los Angeles. Hill hace una obra maestra del exploitation donde la fantasía perversa es llevada al terreno surreal, con la excelencia técnica de la fotografía en blanco y negro y scope, la impávida interpretación de Nick Moriarty en el rol protagónico y un clímax psicodélico en montaje paralelo. Y lo hace un año antes que Belle de jour (1967).