Comedia dramática en la que un joven de clase media se introduce en un grupo de amigos aristocráticos que sale todas las noches en Manhattan durante la época navideña. Stillman juega con el anacronismo (la trama está inspirada en Jane Austen) y casi la fantasía, pero llega un momento que los sobrecargados diálogos y la tendencia a esconder (más que a sugerir) terminan cansando. Es una lástima porque el rostro de Carolyn Farina tiene una particular belleza poco común en el cine contemporáneo y, detrás de la delicadeza de las formas, se intuye una crueldad y una oscuridad poco explorada. Pero cuando la puesta en escena es nula, no hay historia que la levante. El principal problema del experimento es que carece del distanciamiento necesario para que la empatía o la simpatía sean posibles.