Policial en el que un joven se une a una banda que intenta robar un laboratorio durante un caluroso verano en Paris. A partir de la excentricidad de los personajes, del provecho que saca a los tiempos muertos y de un exorbitante refinamiento visual, Carax compone una obra de extraña intensidad que se cree todos sus desbordes. De sólo ver el plano cenital en silencio desde un paracaídas, el travelling que sigue al protagonista corriendo por las calles con Modern Love de David Bowie de fondo o el rescate de Julie Delpy en moto con la cámara acelerada, uno no sabe si Carax es un niño caprichoso o un genio irreverente.