Cuento de misterio en el que un escritor va a la casa de un conductor de un programa de televisión para reunir material de un biografía en Senlis. La apurada prolijidad de la puesta en escena de Chabrol explica su prolificidad, pero además se amolda perfecto al retrato de los ritos y las costumbres burguesas. Más irónico que de costumbre en los diálogos, en el retrato de personajes e incluso en la resolución, con una confesión ante las cámaras de un programa de televisión que no hace más que crear otra máscara.