Secuela de Machete (2010) en la que el agente es contratado para detener a un terrorista mexicano que tiene una bomba apuntando a los Estados Unidos. Rodriguez vuelve con su personaje creado de un falso trailer y las ideas vuelven a escasear. Si bien en un principio el tono de aventura con constantes movimiento y cambios de lugares pueden invitar a la simpatía, una vez que el protagonista vuelve a los Estados Unidos y es atrapado por un fabricante de armas interpretado por un Mel Gibson que oficia de villano de la función la película pierde todo ritmo. Allí quedan al desnudo las limitaciones del producto, del look higiénico y berreta de la puesta en escena y del vacío de los personajes. La violencia de juguete no tiene nada que ofrecer.