Drama en el que un joven va a pasar unas vacaciones con sus padres a las Islas Canarias y descubre el mundo de depravaciones sexuales en que viven. Honoré realiza una película incómoda por la franqueza con que encara el tema. Las escenas de sexo no tienen nada de eróticas. El personaje de la madre interpretado por Isabelle Huppert es irredimible en todo sentido. El film visualmente luce moderno y accesible, pero no pierde la esencia de la novela de Georges Bataille en que se basa. A fin de cuentas, gira sobre la falta de afecto, la inevitable identificación y la imposibilidad de la negación que rigen las relaciones entre padres e hijos por más diferentes o distantes que sean. Tal vez sea excesivo que la madre y el hijo salgan juntos de fiesta, que ella lo observe tener sexo o la escena con que termina el film, pero Honoré nunca juzga. Sólo altera la percepción del cambio. Aún así encuentra un breve momento de alivio y de relax en la relación de la chica que se queda con él antes de la vuelta de la madre. La utilización de zooms repentinos, de música clásica y coros, de la canción Happy Together y de una puesta en escena realista llama en todo momento al desequilibrio. Film destinado al escándalo que extrañamente paso inadvertido, tal vez porque esa no sea la verdadera intención.