Comedia de terror en el que un grupo de surferos dan una fiesta y son visitados por la cabeza de un zombi que dice ser un Dios supremo en California. El corto es un ejercicio de Burton en el amateurismo y en el humor absurdo que podría funcionar como homenaje a las películas de surf de la década de 1960, pero que se pierde en el delirio y la oscuridad de la imagen.