Comedia musical en la que el rey de Navarra promete recluirse en sus estudios por tres años en el año 1939. Adaptación de la obra de William Shakespeare (1598). Luego del fracaso comercial de Hamlet (1996) Kenneth Branagh sigue con Shakespeare, sólo que en este caso agrega el envoltorio de los musicales de la década de 1930. El resultado no llega a catastrófico, pero está cerca: el trasfondo de la segunda guerra mundial no viene a cuento, Alicia Silverstone impresentable, Branagh no puede actuar, el humor es tan torpe como exagerado, el diseño de producción kitsch y las aptitudes para el canto y baile del reparto, discutibles. Pero sobre todo se observa una absoluta falta de pasión y nervio para trabajar el material. Sólo la insistencia de los planos generales y la belleza de alguna coreografía se salvan del desastre. Parece que la crítica y el público tardaron diez años en darse cuenta de la torpeza como cineasta de Kenneth Branagh.