Comedia negra en el que tres hermanos se debaten la herencia en una casa a las afueras de Buenos Aires mientras una agente inmobiliaria los visita regularmente. La industria del cine en decadencia, los tres actores en esplendor, Mecha Ortiz y la contadora inmobiliaria son el sentido del humor británico casi insoportable. Tal vez demasiados buenos actores (Arturo García Buhr, Narciso Ibáñez Menta como comediante, Mario Soffici presidente del Instituto actuando a escondidas) los diálogos quedan recitados y los efectos un poco rebuscados. De ahí que la trama le quita peso a la historia macabra. El juego no para nunca.