Comedia romántica en la que una adolescente solitaria recibe flores de un admirador secreto todos los martes en Buenos Aires. Mujica utiliza el escenario costumbrista de Así es la vida (1939), pero lleva el film a otro terreno. En dos escenas clave muestra su habilidad como cineasta, su experiencia como montador y el provecho que saca del off visual. La primera es el plano de Mirtha Legrand esperando en la escalera que se devele la identidad del primer ramo de flores (por el montaje de la secuencia uno sospechaba que ya se había ido a su habitación). La otra es el gesto de Juan Carlos Thorry cuando la ve por primera vez luego de la presentación de sus dos hermanas mayores (mezcla de sorpresa y asentimiento, como diciendo “es un poco joven, pero no está mal”) que ayuda a sostener todo el artificio de la película. Las comedias blancas en sí no tienen nada de malo, de hecho todos los países las tienen, pero en la Argentina hubo una época en que se hacían particularmente bien.