Drama en el que un pintor separado de su esposa se entera de que su madre va a ser canonizada por la iglesia en Roma. Bellocchio es uno de los pocos directores italianos que sigue practicando un cine serio, adulto, inteligente y perturbador, luego de los desaparecidos (Fellini y Antonioni) y los domesticados (Bertolucci y Scola). En vez de quedarse con el panfleto anticlerical encuentra en el personaje interpretado por Sergio Castellitto el cómplice ideal para expresar su punto de vista sobre la religión, la política y el amor. Así nos conduce con ironía, distancia y sarcasmo por un mundo que niega a cambiar los errores del pasado y donde la paranoia parece ser la única forma de supervivencia.
