Cuento de terror en el que un detective investiga un supuesto suicidio en una casa en la que aparecen vampiros en Londres. Browning entra de lleno en la iconografía del terror gótico (el maquillaje de Lon Chaney, la vampiresa acompañante, la casa abandonada, la escena en el cementerio), pero aún mantiene una posición ambigua hacia lo sobrenatural (como show o representación).