Policial en el que una joven debe conseguir 100 mil marcos en 20 minutos para salvar a su novio en Berlin. El film se sostiene en atractivas propuestas visuales (la protagonista corriendo por las calles), sonoras (la música electrónica) y narrativas (tres variantes de la misma historia). Pero más allá del ritmo vibrante, hay lugar para una reflexión sobre el tiempo y el destino (el deseo es lo más importante) y cierto trasfondo dramático (la relación de la protagonista con el padre). Lo que conduce la narración es la constante aparición de sorpresas (el robo al banco, la visita al casino, el choque de la ambulancia) que hacen girar el relato en una dirección completamente diferente. A partir de una batería de recursos visuales (los travellings por las calles, las secuencias animadas, la triple split screen), de la oportuna inclusión del sentido del humor (la referencia al fútbol en el prólogo) y del apoyo en la música electrónica de Reinhold Heil, Johnny Klimek y el propio Tom Tykwer, el film no da respiro en sus 80 minutos de duración. Con una asumida falta de pretensiones, Tykwer explora la idea de la velocidad y arma un cóctel adictivo.