Cuento de terror en el que un hombre a partir de una foto de las ruinas de un castillo recuerda un episodio de su niñez que involucra a una joven vampira en Francia. En la primera parte Rollin nos sumerge en una extraña pesadilla por las oscuras y desérticas calles de Paris. Después el ritmo decae (no puede mantener el mismo nivel), pero la historia sigue siendo tan abstracta e incoherente como siempre. La diferencia es que aquí funciona como una gigantesca conspiración contra el protagonista, una caída a los abismos de la esquizofrenia/locura o una simple pesadilla interminable. Las imágenes finales del protagonista metiéndose en un ataúd y dejándose llevar por el mar resumen el pesimismo existencial del relato y la perturbadora belleza del film.