Comedia absurda en la que algunos habitantes de una isla de Grecia cuentan la historia de un hombre que se negaba a abandonar la pequeña isla de Spinalonga pese a que había quedado deshabitada. Mientras rodaba Lebenszeichen (1968) en Grecia, Herzog aprovechó para filmar este cortometraje en apenas dos días. Se plantea como un falso documental, pero el personaje de esta supuesta historia es típicamente herzoguiano y el hecho de que los actores repitan sus líneas constantemente le da un aire absurdo e incoherente.