Historia de amor de una escritora americana que encuentra una carta de cincuenta años en el muro de Julieta en Verona. Letters to Juliet es pura fórmula: melodrama, fábula, road movie más comedia ligera. Una de esas películas de Hollywood que la premisa conduce la narración hasta el final, el tráiler ya explica todo lo que hay que explicar, la ausencia de sorpresas es el único camino y por una extraña razón no resulta tan detestable o insoportable. En ningún momento los personajes y las situaciones resultan mínimamente creíbles o auténticos, pero el filme sigue tan firmemente el esquema y la postura que uno quiere creerle que en el amor nunca es demasiado tarde (caso extremo de las posibilidades de lo falso). Hablemos del reparto que sobra espacio todavía: Amanda Seyfried fascina el brillo de los ojos (y eso todavía no hizo una buena película), Christopher Egan es un poco ñoño para ser su galán soñado, Gael García Bernal con síndrome agudo de la “mandolina del señor Coreli” y la pobre Vanessa Redgrave hace lo imposible para disimular lo imposible. Las posibilidades infinitas de la fábula hacen previsible la fantasía. Lástima que Gary Winick no ensaye ni una fuga.