Drama criminal en el que dos jóvenes delincuentes matan a un policía en Inglaterra en 1952. Basado en un caso real. La denuncia al sistema judicial y el alegato contra la pena de muerte están tratado con frialdad y certeza. La película se destaca por el retrato que hace de la delincuencia juvenil (los amigos, la familia, las aspiraciones) en la primera hora. La resolución no cae en manipulaciones y la precipitación de la última escena es impactante. La tragedia cobra todo su sentido.