Cuarto capítulo del ciclo de Rohmer de las comedias y proverbios sobre una mujer que le gusta salir de noche que está dividida entre la tranquilidad de los suburbios y el vértigo de la ciudad en Paris. Rohmer es un maestro de las secuencias de diálogos no sólo por la riqueza de las palabras sino por la forma de planificar y usar el contraplano. Hace un retrato de una chica burguesa, muy moderna e independiente, que le gusta decorar su departamento, salir de compras, arreglarse y bailar, pero sufre en carne propia su filosofía. La resolución es de una carácter moral ambiguo.