Psycho thriller en el que un sombrerero inicia una serie de asesinatos en el pueblo de Concarneau a principios de la década de 1960. Claude Chabrol adapta a Georges Simenon por primera vez y tal vez compone uno de sus mejores trabajos de la década de 1980. Como siempre se desentiende de la trama sobre la identidad del asesino. Se dedica a explorar tipos y comportamientos de los personajes. Sus asesinos tal vez no queden en las antologías del cine de terror, pero son tan o más inquietantes y perturbados que los serial killers americanos. La adaptación es bastante fiel, desde la estructura narrativa y la descripción de los personajes hasta los pequeños diálogos. Destacar cómo incluye los flashbacks, la fotografía de Jean Rabier con el leve toque manierista en los nocturnos y ciertas reminiscencias de la comedia muda en el lenguaje corporal del protagonista.