Cuento de terror en el que el equipo de natación de una universidad empieza a ser asesinado por unas sanguijuelas gigantes en California. DeCoteau acentúa los rasgos experimentales de su puesta en escena dentro de los planteos más casposos de la serie B sin ocultar el sentido del humor inherente a semejante planteo. En este caso, toma como referencia los films de bichos gigantes y mutaciones radioactivas de la década de 1950 y los lleva decididamente a un terreno camp. La planificación de los asesinatos de fuerte implicación (homo)sexual, la suspensión temporal del relato en esos momentos, la idealización de los cuerpos masculinos, el uso incesante del ralentí son rasgos ya plenamente afianzados en su estilo. Como condimento extra del guión podemos mencionar el asesinato sorpresivo de la mujer policía en el estacionamiento de autos (a partir del elemento distractivo de la sanguijuela debajo del chasis y la aparición sorpresiva de un estrangulador en el asiento de atrás) y el giro del final en el que supuesto héroe de la función se revela como el fomentador del ataque/mutación de las sanguijuelas. Los personajes femeninos son apenas comparsas, pero como en este caso los masculinos tampoco se destacan demasiado, no desentonan. Como apunte final mencionar la apariencia de cierto componente retrógrado en el uso de los drogas/esteroides que no resiste ningún análisis serio.