Drama en el que una inmigrante albanesa se casa con un adicto para obtener la ciudadanía en Liège, Bélgica. Los Dardenne tratan de ampliar sus horizontes con un guión más rebuscado, un principio de historia de amor, una carga sexual más acentuada y unos simbolismos más marcados. El resultado queda a medias. Los recursos siguen siendo los mismos (poderosas interpretaciones, el dinero como motor de todos los conflictos, realismo en todas las situaciones), pero carecen de la intensidad de otros trabajos. Es que una vez que quedan perfilados los personajes, que la situación se torna insoportable y que aparece el tema de la culpa, deben escapar hacia el terreno del cuento de hadas (la casa en medio del bosque). Ahí no son tan virtuosos. Queda entonces un desbalance entre las sutilezas de la relación complicada con el adicto y la dilatación del desencanto final. Arta Dobroshi parece una versión adulta de Rosetta. Jérémie Renier no tiene dificultades en su papel de adicto que busca ayuda. Más allá de algunas variantes y cambios, los Dardenne siguen demasiado cómodos en el reduccionismo.