Drama en el que un oficial nazi se hospeda en una casa de un pueblo francés durante la ocupación de la segunda guerra mundial. Melville opta por el minimalismo y la trascendencia para acercarse a un tema delicado por la ingenuidad del invasor y el silencio de las víctimas, y sale airoso. En ese sentido, el idealismo del arte y la filosofía encuentra un duro choque con la realidad porque no hay salida posible.